lunes, 16 de febrero de 2015

Cuando una gripe te puede cambiar la vida

Mi cuerpo tiene la habilidad que mi cerebro no tiene, cuando ve que la cosa se va de las manos que estamos entrando en el círculo vicioso de stress sin límites, cuando nota que mi falta de felicidad afecta mi vida diaria, ahí es cuando mi cuerpo le dice basta a mi mente y se enferma. Si miro atrás cada año que me enfermé y tuve que quedarme en cama fue porque estaba al límite de lo que una persona puede dar de si. Ahora no es igual que antes, pero mi responsabilidad es aún mayor y si bien la carga horaria real es menor, la carga horaria subyacente es muchísimo mayor, horas y horas que dedico en la oficina-casa haciendo cosas por las que nadie me paga, porque ese nadie soy yo, o sea la dueña de mi propia empresa.
Ahora estoy escribiendo quizás entre los delirios de la fiebre y el malestar que trae la gripe. Escribo porque sé que de esto me voy a olvidar y dicen que las palabras se las lleva el viento pero lo escrito se queda.
Hace dos años tuve una crisis de ansiedad y stress con aumento de la tensión arterial. Fue muy feo, muy triste verme así. Como siempre y como ahora mi marido estuvo ahí para ayudarme. En ese momento decidimos que debía trabajar menos horas, fue como el puntapie para dejar de hacer cosas que no me gustaban, y también fue mi inicio con el tema de los blogs. Empecé a leer blogs como nunca, todas las horas que tenía en cama recuperandome me las pasaba leyendo blogs. Lo curioso es que todo lo que leía me hacía sentir que todo el mundo que escribía en esos blogs sabía vivir sus vidas mucho mejor que yo. Creo que por una cuestión de descontento con mi propia vida, empecé a "idealizar" a esta gente, todo el mundo me parecía tener unas vidas magníficas, placenteras, parecían todos felices y lo compartían con los demás a través de sus blogs.
Algo parecido me pasa con Instagram, viendo fotos y fotos de gente que dan ganas de preguntarles cómo hacen para tener esas casas tan bonitas, esos niños tan pulcros, esos estilismos tan perfectos, esos viajes tan idilicos.
Quien me lea podría pensar en la envidia, pero si bien suena a eso os aseguro que no es así. No envidiabia ni envidio lo que veo y veía en su momento, sólo tenía la necesidad de saber cómo hacían. Por decirlo de alguna forma, envidiaba su aparente felicidad.
Ver la vida de los demás a través de los blogs me influenció, me hizo notar que si yo veía a ellos felices yo también podía serlo. Yo también podía sentirme bien, sólo necesitaba aplicarme el cuento. Empezar a hacer cosas que esta gente hacía, y con ello obviamente escribir un blog.
Empecé a retomar mi dejado hobby de las manualidades, volví a pintar, aprendí a tejer al crochet, decoré cuanta cosa se pasó por mi camino, empecé a comprar cosas que me gustaran para la casa, y no lo voy a negar, fui un poquito más feliz, pero aún así seguía algo pendiente: el trabajo. Había conseguido disfrutar de mi tiempo libre, había conseguido hacer algo más que trabajar, pero aún me quedaba la espina de que mi trabajo no me hacía ni me hace feliz.
Hoy en cama, con una gripe que me dejó peor que a un boxeador knockeado, empecé a buscar ayuda para solucionar eso. Y por supuesto, para una persona que usa internet desde los 15 años (desde los cuales ya pasaron más de 15), mi respuesta la busqué en Google, y encontré ayuda (como siempre) y encontré caminos que espero me sirvan. Quizás esta gripe sea la parte 2 de esa película que empezó con la presión por las nubes, quizás esta gripe sea la continuación de aquellas decisiones que fueron drásticas pero que cambiaron mi vida a un poquitito mejor.
Ojalá el próximo post que escriba al respecto sea uno en el que diga que mi vida cambió y que soy feliz y plena con lo que hago, creo que para eso falta, pero hoy se inicia el cambio. Para quienes dicen que soy negativa, una vez más les demuestro lo contrario, una vez más saco algo positivo de algo negativo. Una gripe que me ayuda a renacer.

2 comentarios:

  1. Querida: sucede que las fotos que publicamos son las que nos parecen las mejores: donde salimos radiantes, sonrientes y hasta de buen ver.
    A nuestras casas no les fotografiamos el desorden, el polvo sobre las mesas, el piso sucio, el baño mojado o las hojas secas en el patio trasero.
    Entonces todo parece idílico. Y puede que lo sea pero... seguro que no es una constante.
    Conoces bien tu cuerpo y sus reacciones, sus llamados de auxilio y está muy bien que los escuches, les prestes atención y tomes correctivos.
    Para éso es que deben servirnos todas las experiencias de vida: para mejorarnos el camino y hacerlo más liviano.

    Los blogs son terapéuticos y una linda y amena manera de desahogar nuestras tristezas, miedos, dudas y angustias que hacen eco en personas que ni siquiera sabíamos que existían.

    Mil abracitos

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    1. Si coincido en que todos ponemos lo mejor, yo pongo lo que siento, que no necesariamente es lo mejor. Todavía me cuesta usar ciertas cosas, de hecho no consigo que salgan los blogs que sigo, o no sé cómo hacer ciertas cosas pero lo intento.
      Por ahora es mi terapia, aprendo muchas cosas y me agrada la gente como tu que me escribe y conocer otras opiniones, es muy interesante. De momento seguiré por estos lugares, quizás consiga mejorar el blog o solamente siga siendo esta forma de expresarme.
      Besos!

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